martes, 2 de marzo de 2010

El paraguas


Tumbada en la cama, una habitación fría y lúgubre, paredes blancas sin decorar, un goteo caía hacia su brazo, sentía su cuerpo sin movimiento, ¿cuántos días habían pasado desde el accidente? Silvia escuchaba el ruido de las máquinas y de las enfermeras pasar por delante de su puerta, en ocasiones alguna se paraba y entraba, ella lo escuchaba como un susurro lejano.

Un golpe brusco hizo que su corazón se acelerara, ¿qué era ese ruido?, se concentró y a través de sus pupilas fijas en el techo vio un haz de luz iluminarlo, un goteo que empezó a resonar en los cristales. Empezó a notar cómo se movían los dedos de los pies. ¿Qué estaba pasando? Sus piernas cobraban movimiento y de un salto salió de la cama. Desconectando su cuerpo de la máquina, abrió la ventana, y sacó su rostro dejando que las gotas de lluvia la hicieran sentirse viva de nuevo, recogió un paraguas que había en la mesita, alguna visita debía habérselo dejado, y saltó desde el marco de la ventana. Escuchó una voz a lo lejos que la llamaba pero no se giró, no pensaba volver a esa fría habitación, volvía a sentirse viva, su pelo se enredaba en el viento y sus rizos dibujaban extrañas figuras chocando contra su cara. Sacó una mano fuera del paraguas y sintió cómo se mojaba, sintió la humedad en la planta de sus pies, la tierra fría y mojada y comprendió que no se había calzado; empezó a correr y a danzar, un baile de libertad y alegría, mientras sus piernas se iban embarrando y se iban mojando. Decidió deshacerse del paraguas echándolo al viento y viendo como este se alejaba, haciéndose cada vez más y más pequeño y perdiéndose entre la cortina de lluvia...

Extasiada de placer y felicidad se lanzó a la tierra mojada, y abriendo los brazos notó la lluvia sobre su cuerpo, el frío de la noche le estaba calando, escuchó voces lejanas que la llamaban, pero ella estaba bien, no quería volver al hospital, y divisó una luz en la oscuridad, una luz cálida que hizo que el frío de la lluvia desapareciera, una luz que la fue envolviendo y llenando de calor.

Un revuelo de personas entró en la habitación, las máquinas estaban emitiendo un pitido continuo un pitido que significaba que la vida de Silvia había acabado, la llamaron e intentaron reanimarla... pero su cuerpo estaba inerte y frío, en la mesita alguien había dejado un paraguas, y una enfermera sin darse cuenta lo tiró y pudo ver cómo los labios de Silvia formaban una sonrisa.


Palabra: Paraguas

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