lunes, 29 de marzo de 2010

Cada día más gilipollas

Otra reunión familiar, otro coñazo. Arturo seguía acudiendo a esas estúpidas cenas con su familia porque a su madre le hacía mucha ilusión verle, y a él le gustaba que se sintiera feliz. En mitad de la cena, como era habitual, su padre se puso a tocar los cojones. Siempre comparaba a Arturo con su hermano Luis, y siempre ponía gran empeño en ridiculizar y humillar a Arturo.

Luis era fabricante de maquinaria industrial y su empresa obtenía grandes beneficios, en cambio Arturo, no cumplió los deseos de su padre, y en lugar de estudiar una ingeniería como su hermano, se dedicó a las artes escénicas ganándose la vida actuando como payaso. Arturo no ganaba millones como su hermano, pero su trabajo le hacía feliz.

Mientras que su padre seguía rebuznado estupideces, Arturo le interrumpió alzando la voz de forma enérgica a la vez que tranquila.
-Uno de tus hijos fabrica máquinas y te sientes orgulloso de él- dijo Arturo- ¿Por qué no te sientes orgulloso de mí que fabrico sonrisas?
-Puede que tu padre no esté orgulloso de ti, pero yo sí lo estoy -Respondió su madre con una sonrisa dibujada en la cara- La risa es un tesoro que sólo las personas inteligentes saben apreciar, y tu padre cada día es más gilipollas.


Palabras: Sonrisa

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