martes, 5 de mayo de 2009

La puesta de sol


Antesdeayer soñé que un meteorito gigante caía del cielo y partía la Tierra en dos, creando unos inmensos barrancos hacia el vacío, el mismo infierno. Era imposible escapar, ese vacío te absorbía. El terror, los gritos y la caras de las personas que estaban cayendo a mi alrededor fue una de mis peores pesadillas. Y cómo no, cuando me tocó el turno de caer, me desperté de un sobresalto.

Ayer hizo un día horrible, un día de esos grises imprevisibles. Lo típico del verano, que si ahora sale el sol, que si aparecen nubes negras y cae un tormentón que dura solo unos minutos. Nubes, rayos, truenos, lluvia, sol, arco iris. Uno de esos días que te retienen encerrado un día cualquiera de verano. Espero que mañana haga mejor.

Hoy ha sido completamente distinto, espléndido. Hemos ido de excursión y al volver, iba sentada en el coche en la parte de atrás. Miraba por la ventanilla y me entretenía jugando con mi mente y las nubes. El cielo estaba muy azul y habían algunas nubes de esas independientes con las que poniendo un poco de imaginación puedes reconocer formas, objetos, animales… me parece algo curioso y me encanta hacerlo. Hoy he visto un dragón echando fuego por la boca.

Mañana intentaremos llevar a cabo otros planes, si el tiempo nos lo permite. Espero que el cielo esté aún más despejado que el de hoy, para que se puedan ver las estrellas. Aunque la contaminación sea una capa que está ahí y no colabora demasiado. Pasaremos la tarde en la playa, disfrutando de la brisa y el olor del mar y de unas partidas a las cartas, seguramente. Voy a meterlas ya en la mochila, no vaya a ser que se me olviden. El objetivo es poder ver la puesta de sol con esas personas especiales, a las que se suele llamar amigos, y pasar la noche allí. Esa puesta de sol tan famosa y mágica de la que habla todo el mundo, que sólo se puede ver en esta playa y que nosotros, como vivimos en el interior, no hemos podido disfrutar nunca. Dicen que empieza a oscurecer, el cielo se vuelve naranja y se ve un sol enorme en el horizonte intentado huir del día escondiéndose dentro del mar. Ha llegado su hora de ir a dormir. Entonces es cuando toma protagonismo la luz de la luna y las estrellas y es el momento de tumbarse en la arena, sobre las toallas, para poder contemplarlas y reflexionar. Tranquilidad, tan solo escuchando las olas invisibles que surgen de ese mar oscuro que tanto miedo me da. Por eso, tengo pensado centrarme en el cielo de color y humor cambiantes. Ese cielo infinito que me transmite tanta libertad y que puede que sea la única salida para escapar, de un posible fin del mundo…


Uno de los textos más votados sobre la palabra "Cielo"

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