Oscuridad, es lo único que veo en este preciso instante, una paz atronadora y necesitada me invade…por fin no duele, por una vez en mucho tiempo no duele mi viejo y maltrecho cuerpo.
Ha sido largo y difícil el camino pero al fin estoy aquí.
Veo una luz, no es cegadora pero sí resplandeciente, me trasmite paz, mucha paz, ahí están ellos, los que jamás creí volver a ver, me adentro en el túnel hasta alcanzar la luz.
Un gran prado verde y luminoso se extiende frente a mí, hay gente haciendo picnic, con sus mantitas a cuadros y sus amigos y animales rodeándoles, es una estampa de película, tanto que creo estar soñando, pero ellos parados junto a mí me demuestran que no es un sueño…estoy aquí.
Han pasado muchos años, más de cuarenta años desde la última vez que los vi a alguno de ellos, pero siguen igual que como estaban en mis recuerdos.
Me guían hasta la vera de un lago transparente y tranquilo, nunca me ha gustado el agua pero por primera vez no me da miedo, por primera vez en mucho tiempo estoy cerca del agua y no tiemblo, al contrario tengo ganas de agacharme y meter la mano… lo hago, veo mi reflejo, ya a penas me reconozco, ya no hay arrugas bajo mis ojos ni entorno a ellos, han desaparecido.
El reflejo que me devuelve el agua es el mío, sí, pero el mío de hace muchos años, me reconozco, pero hacía mucho que no me veía así, mucho.
Siento ladrar tras de mí, han pasado años pero aún reconocería ese ladrido en cualquier parte, me giro lentamente y ahí esta, mi amado Dan, mi primer perro, mirándome amorosamente y con su juguete referido en la boca, junto a él están todos los perros que por mi larga vida he podido tener y cuidar, por desgracia siempre se iban pero algo dentro de mí me decía que no era el final y ahí están todos ellos, esperándome.
Me levanto y corro hasta ellos, con la vitalidad que perdí hace muchos años, me lanzo al suelo y me rodean y me besan como siempre hacían, siguen conmigo.
- Ellos merecían estar aquí, igual que tú- escucho que me dice una voz en mi cabeza, pero no soy yo, - no te asustes, no puedes verme pero yo a ti sí, te portaste bien con ellos, con todos los que te rodearon y mereces estar aquí, este es mi regalo, todos y cada uno de los perros que has cuidado, amado y salvado estarán contigo siempre…ya no habrá mas oscuridad.
Algo me guía de nuevo al lago y ahí veo a mi familia llorando.
- No lloréis soy feliz, no me duele- digo tratando de consolarlos.
- Es inútil, no te oyen y tú bien sabes que es inevitable, se llora siempre- me dice la voz- disfruta ahora, te queda la eternidad para verlos, cuidarlos y esperarlos.
Y sin más, me giro, agarro el juguete de Dan y lo lanzo, todos mis perros corren hacia él mientras, yo río, por fin vuelvo a estar con él, sabía que no acabaría aquel fatídico 17 de abril de 2010.
Por ti mi gordo, disfruta y se feliz donde quiera que estés, algún día cruzaremos el arco iris juntos, volveré contigo.
Pilar Bermúdez Gil
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