El niño estaba fascinado por aquel milagro de la naturaleza. El sonido del agua al caer del cielo le hacía sentirse calmado y feliz, por eso lo escuchaba todo el tiempo que podía.
Aquel espectáculo iba más allá de la música. Miles de gotas realizaban una coreografía perfecta para todo aquel que quisiera observarla. Había gotas que tras descolgarse de las nubes descendían directamente hasta el suelo creando charcos y barrizales, también las había que se detenían para acariciar las hojas de los árboles antes de llegar al suelo y llenarlo de vida, y las había que preferían unirse a sus compañeras para caminar formando ríos y arroyos.
Mientras disfrutaba de la belleza de la lluvia, el niño escuchó cómo su padre llegaba a casa y ponía la tele a todo volumen.
Pobrecillo -pensó el niño-. Ojala papá pudiera sentir las cosas como yo.
Palabra: Lluvia
Waaaa hermoso :D me encanto
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