- Buenos días, mi amor, te tengo el desayuno preparado, he de irme a trabajar- despierta Alicia a su marido Javier.
- Buenos días, odio ese trabajo, ¿qué hora es?- Javier mira cansado su reloj -Alicia por Dios son las cinco de la mañana, ese jefe tuyo es un hipócrita.
-Javier, no empieces, paga las facturas, es lo que necesitamos.
-Alicia… está bien no empiezo, gracias por el desayuno- Javier se levanta pesadamente y abraza a su mujer cariñosamente -te quiero, vuelve pronto.
-Cuando pueda, yo también te quiero- Alicia besa a su marido y sale de la habitación, coge su bolso y las llaves de su coche y sale de su pequeño piso de las afueras de Barcelona.
Pasea por dos calles hasta que encuentra donde dejó su viejo Ford Fiesta. Entra en el coche y lo enciende para que la calefacción comience a calentarse, pone la radio, se coloca el cinturón y sale del aparcamiento. Recorre varias calles, semáforos, badenes... hasta llegar cerca de su actual trabajo. Busca para aparcar sin demasiada fortuna y tiene que retirase unas calles hasta conseguir hacerlo.
Sale de su coche y entra en una pequeña cafetería.
-¿Qué horas son estas de llegar, te llamé hace una hora?- grita un viejo y huraño hombre al otro lado de la puerta.
-¡Ya!, ya sé, es que tenía que prepararme, no te quejes que he podido venir.
-Siempre con excusas, cámbiate y empieza, es tarde.
- Buenos días, odio ese trabajo, ¿qué hora es?- Javier mira cansado su reloj -Alicia por Dios son las cinco de la mañana, ese jefe tuyo es un hipócrita.
-Javier, no empieces, paga las facturas, es lo que necesitamos.
-Alicia… está bien no empiezo, gracias por el desayuno- Javier se levanta pesadamente y abraza a su mujer cariñosamente -te quiero, vuelve pronto.
-Cuando pueda, yo también te quiero- Alicia besa a su marido y sale de la habitación, coge su bolso y las llaves de su coche y sale de su pequeño piso de las afueras de Barcelona.
Pasea por dos calles hasta que encuentra donde dejó su viejo Ford Fiesta. Entra en el coche y lo enciende para que la calefacción comience a calentarse, pone la radio, se coloca el cinturón y sale del aparcamiento. Recorre varias calles, semáforos, badenes... hasta llegar cerca de su actual trabajo. Busca para aparcar sin demasiada fortuna y tiene que retirase unas calles hasta conseguir hacerlo.
Sale de su coche y entra en una pequeña cafetería.
-¿Qué horas son estas de llegar, te llamé hace una hora?- grita un viejo y huraño hombre al otro lado de la puerta.
-¡Ya!, ya sé, es que tenía que prepararme, no te quejes que he podido venir.
-Siempre con excusas, cámbiate y empieza, es tarde.
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Pilar Bermúdez
Plazo límite de entrega: domingo, 11 de julio a las 23:00 (hora España)
Para participar, leer Reglas y Normas de la actividad.
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